Saturday, May 21, 2005

EL DESPUÉS DEL CABLE

La historia del hombre se ha ido formando con determinados hitos que marcan un antes y un después, y que señalan el nacimiento de una nueva etapa. Hubo un antes y un después del fuego; un antes y después de la penicilina; un antes y después de la conquista del espacio. En el caso del cable también ha habido un antes y un después. Pero un después, quizás, no esperado por muchos…

Rondaba yo los seis o siete años de edad. Después de llegar del colegio nos sentábamos delante de la televisión. Para nosotros, y para la mayoría de los españoles, la caja tonta era fundamental para el entretenimiento. Sin embargo, la oferta era escasa: Televisión Española, la madre de la televisión en España, La 2 y posteriormente un recién nacido Canal Sur.

Recuerdo que Antonio, vecino de la calle de al lado, se hizo muy popular en el barrio. Todo el mundo hablaba de él. Por lo visto se hizo con unos cables que iba conectando con las casas de los vecinos. Por entonces yo no conocía más cable que el que me daba luz en casa. Sin embargo, no había otros temas de conversación. Podían ver más cosas que las que emitía Televisión Española. Aquella calle era la envidia de todo el barrio. Y nosotros, los de nuestra calle, no íbamos a ser menos. El cable que unía inicialmente a varios vecinos, cruzó la calle para conectarse con las viviendas colindantes –entre ellas la mía– a través de las fachadas y, poco a poco, esa red se fue extendiendo al resto de la barriada. Le llamaban vídeo comunitario. Tan comunitario fue que nadie podía estar sin tenerlo. La cuota no llegaba a las 500 pesetas mensuales, que se encargaba de recaudar el hijo del dueño todos los principios de mes. Sería las bases de la televisión de pago.

Al principio el vídeo comunitario tan sólo emitía películas. Cuando llegaron las cadenas privadas, éstas se añadieron al menú. Pero no tenía sentido seguir pagando por ver contenidos que suponíamos que ya cubrían las privadas. La oferta televisiva aumentaba, o eso creíamos. Por ello, no se le veía mucho sentido a ser socio de un video comunitario cuando había más canales que te ofrecían lo mismo, y GRATIS. Posteriormente se comprobará que la oferta será igual de paupérrima que cuando disponíamos de un único canal, y por este motivo se creía que quizás triunfara la televisión por cable.

El Cable

Ahora comprendo que aquel sistema que tanto me llamaba la atención –más que nada por el revuelo que originó en el barrio–, constituía un modesto sistema de televisión por cable, en cuanto que las imágenes provenían de un magnetoscopio, de una antena convencional y de una parabólica y ya no sólo se transmitían a los vecinos de una misma calle, sino que la red la atravesaba para suministrar a los demás vecinos. Por tanto, podemos hablar de un modesto sistema de televisión por cable. Y el video comunitario, su origen.

El cable es lo que su propio nombre indica: un cable de fibra óptica que transmite información entre los proveedores y los consumidores. Esta información enviada a través del cable posibilita que no se sature el espectro y la velocidad de transmisión. El cable ha sido tradicionalmente un modo de distribución de imágenes en movimiento y actualmente se está convirtiendo en el canal por el que discurren servicios integrales de telecomunicación: datos, imágenes y voz. Por ello, hablar de televisión por cable hoy es hacer referencia a tan sólo uno de los servicios que ofrecen los operadores de telecomunicaciones por cable.

Para tener este servicio del que se viene hablando se debía cablear toda la extensión donde se desee recibir la señal, inclusive las casas de los abonados, lo cual representa un coste inicial extremadamente alto. De hecho recuerdo cómo levantaron el asfalto de la calle para introducir esos mismos cables que iban por las fachadas. La diferencia entonces era que no la suministraba ningún vecino y que en lugar de ir por arriba, iba por el subsuelo.

La Ley

Todo en España siempre llega con retraso. Y cuando llegó el cable, ya estaba el satélite. Sin embargo, se hizo efectiva una normativa que regulara el tema, apareciendo la la Ley 42/1995 de las Telecomunicaciones por cable. Esta ley establecía que el servicio de telecomunicaciones por cable es un “servicio público de titularidad estatal que será prestado por los operadores de cable en régimen de gestión indirecta, mediante concesión administrativa otorgada por el Ministerio de Fomento a través de los oportunos concursos públicos”. Además, determina que el servicio será prestado por demarcaciones territoriales. En el caso de Andalucía, para que el cable fuera democrático, se estableció 4 demarcaciones:

- A1: Almería, Granada y Jaén.
- A2: Cádiz y Huelva.
- A3: Córdoba y Málaga.
- A4: Sevilla.

Finalmente se establecieron 11 demarcaciones a concurso, quedando por último dos:
- Cádiz y Huelva: donde participa ONO.
- Jaén, Córdoba, Sevilla, Málaga, Granada y Almería: donde interviene AunaCable Supercable.

La Realidad actual

Pero parece que el negocio del cable no acaba de cuajar. El retraso en la salida del Cable en España provoca una situación atípica donde el satélite se anticipa a las redes de Cable. Es más, no se apuesta por este tipo de tecnología, además de por los costes que implica cablear toda una ciudad como dijimos anteriormente, no es posible colocar este tipo de tecnologías en centros urbanos -como Barcelona o Toledo. E incluso compañías como Telefónica, que apuntaban como una de las empresas punteras en la inversión del cable, han preferido ampliar su ancho de banda antes de invertir en esta tecnología.

Por tanto, hoy en día el cable no está gozando en el territorio español de una implantación generalizada en los hogares, a mucha distancia de la televisión digital por satélite, Internet y por supuesto de la telefonía móvil. Esto no deja de ser curioso, ya que el cable precisamente integra en un mismo soporte televisión digital, Internet y telefonía. Pero los días de esta tecnología están contados. La feroz competencia del satélite y las grandes inversiones hacen que en el futuro sólo se pueda hablar de lo que hubo después del cable…

Friday, May 13, 2005

APRENDIENDO A "TEJER" LA RED

"Lo primero al escribir para Internet es saber escribir".
Gabriel García Márquez
La Red modifica las fórmulas de expresión e incluso revoluciona el modelo más primitivo: la escritura. Nuevos mecanismos textuales se imponen con el objetivo de alcanzar una lectura más clara, cómoda y casi intuitiva. Evitar el uso de los scrolls, aplicar enlaces en el cuerpo de texto e incentivar la respuesta del lector son algunas de las claves para alcanzar el éxito en Internet.
Aún recuerdo mis primeras prácticas. Fueron en el gabinete de comunicación del Ayuntamiento de Chipiona (Cádiz). Ese verano estuve trabajando para la web oficial. Lo primero que me pidieron fue que creara una página alternativa a la web intrusa –no oficial– que por aquellos entonces circulaba por la Red. Inmediatamente se me pasó por la cabeza una célebre frase de García Márquez: “Lo primero al escribir para Internet es saber escribir...”. A partir de ahí, comencé a indagar en las técnicas que pueden resultar útiles para adaptar el estilo a las condiciones del medio. Algunas de las técnicas que propuse aún se mantienen en la actualidad. Otras están aún por hacer o ya han desaparecido.

Partía de la importancia que tiene el texto. Es ante todo el elemento central de cualquier sitio Web. Los expertos en la materia han señalado que el usuario visita la Web principalmente para obtener información. Pero no era lo mismo escribir para la Red que para un escrito impreso. En la Web el usuario leería en el orden que deseara, no de forma lineal.
Así que lo primero que propuse fue organizar la información en diversos menús de navegación. Éstos nos darían la funcionalidad que buscábamos. En lugar de colocarlos a un lado, los ubicamos a lo largo de la página principal, que dividimos en tres bloques bien diferenciados. En cada uno de estos bloques ubicamos los enlaces, que ayudarían al usuario a manejar la información que pondríamos a su alcance.

Una vez que el usuario alcanzaba el documento que deseaba, se encontraría con el texto. En ellos hicimos una doble distinción: por un lado los textos que ya estaban escritos y se volcaron directamente en la red (historia, monumentos, carnaval, etc.), y los que se redactaban desde el propio gabinete para los medios. Los primeros no se modificaron. Los segundos se redactarían siguiendo la estructura de la pirámide invertida con títulos y subtítulos claros, simples y concisos. La conclusión y los hechos básicos se presentarían al comienzo; los detalles o antecedentes se colocarían después, en orden descendente de importancia. Este estilo ofrece un modo eficaz de organizar contenido para la Web, dado que no todos los usuarios leerán el documento completo. La idea era que cuando el lector hubiera salido hubiese leído la información más importante. Tampoco la página debía ser muy extensa: no mayor de dos A4, y ayudarnos con los enlaces a lo largo del texto para hacerlo más breve y dar así credibilidad al contrastar la información con otras páginas –cuya propuesta finalmente se desestimó.

Por su parte las imágenes que usáramos deberían, o bien reforzar, resaltar o reemplazar el texto, o bien usarlas como mapa sensible donde clickeara el usuario para obtener más información.

De la misma manera, debíamos tener en cuenta el modo de lectura de los internautas. Esto tendría implicaciones además en la tipografía y el color de las letras –incluso el color de los fondos.

John Morkes y Jacob Nielsen afirman que "cuando accedemos a un texto en la Red no leemos, sino que escaneamos". Dicen que fijar nuestra atención en la pantalla durante periodos largos de tiempo resulta difícil. Por tanto, nos desplazamos rápido por encima de las palabras absorbiendo lo más sugerente visualmente e ignorando lo demás. También pensamos que lo mejor era colocar una sola idea por párrafo porque cuando el usuario explora una página tiende a leer sólo la primera frase de cada uno de estos párrafos. Es probable que no se detenga para absorber una segunda o tercera idea enterrada en un párrafo largo. Por tanto el texto debía ser breve y sencillo, con un lenguaje conciso y objetivo, tal y como recomienda Nielsen.

Por otro lado, éramos conscientes de la importancia de la tipografía, ya que el tipo y la fuente que se use puede mejorar u obstaculizar la experiencia del usuario con el sitio visitado. Nos decidimos por la verdana, que es una de las recomendadas por su mayor resolución, que también aplicamos para los titulares de sección y los ladillos. De la misma manera tuvimos en cuenta las fuentes en negrita, que llaman la atención del lector. En un principio se abusó de su uso, y por ello se decidió limitarlo a algunos titulares. También era mejor evitar texto en letras cursivas o todo en mayúscula cuando se desea dar énfasis, ya que no estamos habituados a leer la letra de esa manera o restar mérito a textos de igual valor (sólo para los titulares de la nota de prensa irían en mayúsculas).
El color del fondo sería claro: azul claro sobre azul oscuro o negro sobre blanco, obteniendo así el suficiente contraste para la legibilidad del documento.
En definitiva, se marcaron las pautas o técnicas que se debía seguir en la web oficial del Ayuntamiento. Pero estas fórmulas no son las definitivas y se irán modificando a lo largo del tiempo. Porque aún queda mucho por escribir en la web, por "tejer" en la web.
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Artículos recomendados:
How Users Read on the Web de Jakob Nielsen.

Thursday, May 05, 2005

SER "EXCLUSIVO" TIENE UN PRECIO


"Una mano en el ratón, la otra en el bolsillo".
Ana Pantaleoni.

En el año 1992, con Internet aún en pañales, el Chicago Tribune decide copiar su contenido para publicarlo en la Red. Se inicia así lo que se ha denominado el periodismo digital. Le siguen otros diarios y semanarios que intuyen que en el futuro una parte sustancial de la información llegará al público a través de la web. España se incorpora, con el habitual retraso, a este movimiento. Hoy, prácticamente todos los periódicos nacionales, de información general, deportiva o económica, entre otros, editan junto a sus rotativas, una edición digital. Estar on line es cuestión de prestigio y modernidad, y ninguna publicación periódica importante, sea diario o semanario, puede dejar de tenerla. Por otro lado surgen nuevos periódicos digitales que no encuentran el respaldo de sus "madres de papel". Pero, ¿se debería o no cobrar por el acceso a estos contenidos digitales?

"A comienzos del siglo XXI ya hemos comenzado a asistir a esta nueva orientación estratégica que insiste en que el negocio debe provenir de la venta de información y no de la publicidad". A pesar de esta tendencia, hay estudios, como el de la consultora Júpiter Media Metrix, que indican que el 70 por ciento de los cibernautas rechaza el pago de contenidos. Por este motivo muchos piensan que cobrar es un suicidio o cuanto menos una apuesta arriesgada.

Partiendo del contexto que nos envuelve, debemos rechazar la premisa de Manuel Castells, según la cual "a pesar de los continuos intentos de comercializar Internet, si bien se ha convertido en un instrumento esencial para la actividad económica, la gran masa de flujos de información en Internet son de uso social y personal no comercial. Internet es fundamentalmente un espacio social". Sin embargo, la rentabilidad económica es la que determina la vida de un periódico digital, entendido éste como un producto más del juego económico capitalista en el que nos vemos sumergidos. Por ello se debe hacer negocios no sólo en Internet, sino también con Internet -por muy mal que le parezca a Castells.

Ahora bien, partiendo de la idea de que se DEBE estar en la web -por motivos de prestigio y modernidad-, también se debe reconocer que, en general, las versiones digitales de los periódicos empiezan a afectar a la difusión convencional. Así lo reconocen estudios como el realizado por la consultora estadounidense Belden Associates, que muestra que los sitios web de los diarios empiezan a tener un impacto negativo para los índices de lectura de las versiones impresas.

Lo más sencillo sería cobrar por los contenidos, pero la mayoría de los internautas no está dispuesto a pagar -por el contexto que venimos describiendo. Dejar el periódico completamente gratuito tampoco sería la solución idónea. Como señala Ana Pantaleoni "la publicidad no basta para sostener ofertas gratuitas".

Sin embargo, Internet tiende al cobro de los contenidos para su rentabilidad. Si se piensa que es muy poco probable que funcione esta opción de "cobrar" mientras sigan existiendo en la red sitios gratuitos en los que obtener la misma información sin pagar, la solución "menos perjudicial" para todos, a corto plazo, sería la exclusividad o especialización, según la cual los medios digitales ofrezcan unos servicios básicos gratuitos -de información general- y otros específicos -o de información especializada- bajo un precio establecido. Por tanto, se cobrarían los servicios "exclusivos", manteniendo gratuitos los contenidos generales. De esta manera, los internautas van asimilando la idea de que se debe pagar para obtener una información específica y de calidad que ofrece un valor añadido con respecto a otras informaciones. Esto puede traer consigo, a largo plazo, la especialización de los diversos medios digitales.

En definitiva, el estar on line es una exigencia de marketing de imagen de la que ningún medio puede prescindir. Aún no se han encontrado los mecanismos para afrontar el coste que supone el ejercicio del periodismo digital. Pero si algo tenemos claro es que hoy la Red es gratis en su mayor parte. Mañana, probablemente, no.

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Bibliografía recomendada:

AA.VV (2000): Diarios digitales: apuntes sobre un nuevo medio. Universidad del País Vasco Servicio editorial, Bilbao.

Parra Valcarce, D. y Álvarez Marcos, J. (2004): Ciberperiodismo. Síntesis, Madrid.

Friday, April 22, 2005

INTEL: Informativo Telemático

"Las publicaciones electrónicas significan una revolución respecto a las
publicaciones impresas,
de la misma manera que éstas significaron una revolución
respecto de los manuscritos".

Ángela Echavarría

Internet llega a una velocidad tal que grandes sectores de la sociedad no llegan a asimilar con precisión todo su significado y se limitan a ver el fenómeno comunicativo en funcionamiento. El primero de los aspectos que se encuentra el estudioso es la marea de confusiones en torno al mismo vocablo: términos como "prensa digital", "prensa on line", "periódico en la red" o "periódico electrónico" se distorsionan en el uso y esta falta de rigor es un asunto muy importante de aclarar y determinar.

Sabemos que el lenguaje nos ayuda a estructurar nuestro conocimiento y nos permite comunicarnos. Estas dos funciones del lenguaje exigen a su vez una condición: debemos estar de acuerdo en lo que designan y significan las palabras -ya que el lenguaje en esencia no es otra cosa que consenso. En caso contrario esas dos funciones de las que hemos hablado no se podrán cumplir.

Pues bien, a juzgar por la situación actual no parece que estemos muy de acuerdo. Esta falta de orden amenaza con sembrar la confusión en nuestro entendimiento del universo electrónico y sembrar la polémica o la incomprensión mutua en nuestros intentos de comunicación. O sea, estamos poniéndonos en riesgo de no entender el mundo e incluso de no entendernos entre nosotros mismos.

José Manuel de Pablos afirma que es muy probable que uno de los defectos de la sociedad actual sea el del mimetismo, que da lugar a la falta de reflexión. Por este motivo en muchas ocasiones se repite lo que otro ha dicho. Es el caso de conceptos como /periódico/ y /diario/, que pierden toda su validez cuando se desean aplicar a servicios digitales o telemáticos. Esto se debe, como señala De Pablos, a que en la web nada es diario ni periódico, sino que todo conforma un continuo informativo, donde la información es parte de la última hora.

Por este motivo, el periódico de la red ya no es periódico -en su acepción en la RAE como impreso que se publica diariamente-, sino que es información, forma parte de un Informativo. Se trata de comunicar conocimientos que permiten ampliar o precisar los que se poseen sobre una materia determinada. Por este motivo ya no importa la periodicidad en la que publica el medio, sino que el hasta ahora mal llamado "periódico digital" puede actualizarse tantas veces como lo desee, en función de la nueva información que se vaya produciendo. Y además es una información que se transmite a distancia a través del ordenador, y por tanto es telemática. Por este motivo se le debería denominar Informativo Telemático.

En consecuencia el término que aquí se propone es el de INTEL, que surge uniendo las dos primeras letras de cada término (Informativo Telemático).

Saturday, April 02, 2005

INFORMACIÓN A UN “CLICK” DE DISTANCIA

«La noticia correcta comienza por el clímax».
Warren (1979)

Nos encontramos inmersos en plena Sociedad de la Información, lo que supone la aparición de nuevos medios consecuencia del auge de las nuevas tecnologías. Unos avances ante los que el profesional de la información no puede quedar desfasado si no desea “autocondenarse” a morir lánguidamente al no saber manejar las nuevas herramientas. Este factor, si bien por una parte ha significado una importante evolución en la tarea periodística, por otra ha permitido que al periodista se le exijan cada vez más tareas. Es más, este periodista debe saber redactar un mismo texto para la radio, la televisión, la prensa escrita e incluso para la versión web de la que dispone el grupo para el que trabaja. Tal y como señala Álvarez Marcos en el Manual de redacción ciberperiodística “la convergencia de diferentes medios en una misma estructura empresarial y la proliferación de compañías multimediáticas, ha generado una tendencia al aprovechamiento múltiple de los mismos recursos periodísticos. Nace así la multitextualidad, entendida como la capacidad de un texto para ser muchos a la vez”. En este sentido se retoman viejas formas de la actividad periodística que ayudan a aunar todo el esfuerzo en un mismo texto: la pirámide invertida.

Estamos en la era del hipertexto, pero el quehacer periodístico continúa asentado en las clásicas normas del oficio, con estructuras textuales cuyos orígenes se remontan, como ocurre por ejemplo con la pirámide invertida, a mediados del siglo XIX. Según varios autores, esta propuesta de construcción de la noticia, basada en las "seis W", surgió durante la Guerra de Secesión en los Estados Unidos, como un medio funcional para que los corresponsales de guerra comprimieran al máximo los datos y los transmitieran a tiempo en lenguaje Morse, para compartir un telégrafo cuyos hilos eran a menudo saboteados.

No se trata aquí de abundar en la visión histórica sobre el surgimiento y evolución de los géneros, tratamientos y formatos periodísticos clásicos. Lo que sí es conveniente anotar, para los fines de nuestro análisis, es la vigencia casi inmutable a través de los años de las propuestas más clásicas de formatos periodísticos y tratamientos de la noticia en la reconstrucción de la realidad. El caso más prototípico es el de la pirámide invertida, cuya funcionalidad la hace gozar por igual de incondicionales defensores y duros detractores.

Si la pirámide invertida ha sido el patrón redaccional hegemónico entre los periodistas de todo el mundo, no es de extrañar que la inercia profesional y la tendencia al volcado de los textos en Internet hayan conducido a que, hoy por hoy, este formato reine también en los periódicos digitales. La cuestión es conocer si el formato piramidal, cuyos pros y contras han sido ampliamente debatidos en el marco del diario de papel, ofrece o no las mismas ventajas e inconvenientes para la escritura de noticias en periódicos digitales.

Autores, como el profesor José Álvarez Marcos en el Manual de redacción ciberperiodística, aconseja el uso de la pirámide invertida, “amplificada y multiplicada por la acción del hipertexto. Por lo tanto, podemos concebir la multitextualidad como la adecuada combinación de la estructura piramidal con el lenguaje hipertextual. La nueva pirámide convergente se estructura, como la clásica invertida, para que una misma noticia o texto pueda ser utilizado por los diferentes medios que confluyen o convergen en la misma sociedad mercantil”.

También Gumersindo Lafuente, director de elmundo.es, destaca la vuelta a fórmulas periodísticas "de toda la vida" para poder informar a través del móvil, tales como la "pirámide invertida" (aparentemente desterrada en Internet) por la importancia de la falta de espacio. Así, Lafuente constata la vuelta de la pirámide invertida y afirma que "para informar a los jóvenes —la audiencia que más puede crecer a través de los teléfonos celulares— sirven perfectamente las normas tradicionales del periodismo, es decir: titulares breves, altamente informativos y atractivos".

Para otros autores, como el profesor Salaverría de la Universidad de Navarra rechaza el uso de la pirámide invertida en la web debido a que “trasladar sin más una estructura cerrada como la pirámide invertida al periódico digital supone prescindir del nuevo recurso periodístico clave: el hipertexto”. Según este profesor gracias al empleo adecuado del hipertexto como recurso redaccional, la noticia en el periódico digital puede superar la limitación, puede librarse por un lado de la redundancia y previsibilidad que acarrea la pirámide invertida —pues con ella la noticia se configura como una sucesiva amplificación de datos, sin lugar para la intriga—, y puede adquirir, por el contrario, el desarrollo informativo y estructural del que en buena medida adolece en la prensa de papel. No es obligatorio incorporar en el cuerpo de la noticia todos los datos. Un enlace hipertextual a terceras páginas permite ampliar, aclarar o relacionar cualquier información, mediante nuevos textos, recursos infográficos o audiovisuales.
El hipertexto pone en manos del lector la posibilidad de ampliar hasta donde desee la contextualización documental de cada información y, al mismo tiempo, le libera de leer pasajes documentales indeseados que ralentizan y oscurecen la lectura. La asimilación de la escritura hipertextual exige una renovación en los modos de estructurar y escribir la información.

En definitiva, ambas propuestas deben estar vigentes. Por un lado habrá lectores que prefieran una lectura rápida de aquello que acontece sin necesidad de perderse en una maraña de datos. La pirámide invertida se lo ofrece en bandeja. Por otro lado, el hipertexto viene a proporcionar una modalidad de self-service periodístico: permite que cada lector se aliñe su propio plato informativo con los ingredientes que desee y en el orden y cantidad que le apetezca. Aquel que quiera profundizar en determinados detalles de la información, tendrá a su alcance los enlaces hipertextuales, a un “click”… de distancia.

Wednesday, March 16, 2005

“MOVILIZADOS” POR LA INFORMACIÓN

Adaptarse. Esta es la máxima que lleva a cabo la prensa con respecto a los nuevos soportes tecnológicos. Pero esta adaptación hay que trasladarla a la práctica procurando, además, ensanchar la presencia del medio, su relevancia y, por supuesto, su capacidad para generar negocio. En este sentido, las exigencias que plantean las nuevas tecnologías han sido siempre, durante toda la historia de los medios, muestras de cómo se sube el listón para este sector si no quiere perder el "tren" de su tiempo. En esta era digital que vivimos, han surgido distintas opciones de adaptación, entre ellas con la telefonía celular, concebida en sus orígenes exclusivamente para la transmisión de voz. Ahora, en esta nueva etapa, adquiere nuevas funciones: servicios de datos, audio y vídeo. Entre sus múltiples posibilidades despunta una que cambiará el concepto periodístico del que se viene hablando: la telefonía móvil como soporte de información periodística.


Señor Watson, venga aquí, quiero verle”. Con estas palabras, pronunciadas por Alexander Graham Bell en 1876, comenzaba el imparable desarrollo de la telefonía. Habrá que esperar hasta 1973 cuando Martin Cooper introduzca el primer radioteléfono en Estados Unidos mientras trabajaba para Motorola. Pero no será hasta 1979 cuando aparezcan los primeros sistemas comerciales en Japón por la compañía NTT, sucediéndose posteriormente en otras muchas naciones. Con ese punto de partida, en varios países se diseminó la telefonía celular como una alternativa a la telefonía convencional inalámbrica. La tecnología tuvo gran aceptación, por lo que a los pocos años de implantarse se empezó a saturar el servicio. En ese sentido, hubo la necesidad de desarrollar e implantar otras formas de acceso múltiple al canal y transformar los sistemas analógicos a digitales, con el fin de dar cabida a más usuarios. Se suceden así las diversas generaciones en telefonía móvil, con respecto a los avances que se han ido generando en esta tecnología: desde el GSM, pasando por el WAP y el GPRS, hasta llegar al UMTS.


Una de las aplicaciones más fuertes e importantes que ha tenido el teléfono celular, además de la comunicación móvil, es el acceso a Internet móvil, que es como si se estuviera frente a la pantalla de un ordenador. Esta nueva aplicación permite incluso ver televisión en tiempo real en la pequeña pantalla o hasta realizar videoconferencias de gran calidad.

Sin duda, un paso fundamental para permitir el acceso a la Red desde el teléfono móvil u otros dispositivos inalámbricos es el desarrollo de la tecnología WAP (Wireless Access Protocol, protocolo de acceso sin cables). En este aspecto todas las compañías parecen estar de acuerdo: un protocolo único y global donde desarrollar contenidos o servicios. De este modo Roberto Díaz ratifica este hecho argumentando que "el acceso a Internet mediante el uso del teléfono celular fue posible gracias al protocolo WAP, desarrollado por un consorcio de compañías relacionadas con la industria de la telecomunicación inalámbrica, cuyo objetivo era el proveer un método estándar para recursos pequeños y limitados como lo son los teléfonos celulares, con el fin de poder acceder Internet".

Actualmente comienza a abrirse paso la “Tercera Generación”, también conocida como UMTS (Universal Mobile Telecommunications Service).
Los anuncios de 3G ya inundan los medios de comunicación, como se pudo comprobar en la pasada campaña de Navidad. Se trata de campañas dirigidas a un usuario sobre todo joven, al que le gusta probar las novedades. La 3G, equivalente a la banda ancha, aporta velocidad -los datos se transmiten diez veces más rápido que en GSM, la tecnología precedente, y su lanzamiento comercial se basa en servicios que hasta ahora resultaban inaccesibles o muy lentos. La videollamada, el acceso directo a la televisión desde el móvil, los juegos interactivos entre usuarios, junto a la posibilidad de bajarse música de Internet y escucharla con la calidad de un reproductor MP3, acceso a noticias del momento, la cartelera cinematográfica, la banca electrónica, entre otros.

A pesar de todas estas posibilidades la tecnología UMTS no termina de despegar. Pero las compañías también creen que esta tercera generación abre un mundo de posibilidades, sobre todo en la transmisión de imágenes y en la recepción de información. Con el equipo listo -en una continua evolución- y las redes ya aptas para transmitir la cantidad de información necesaria, el desafío ahora es llenar el nuevo medio de contenido. Las empresas que producen material periodístico para los soportes tradicionales ya se están volcando en el nuevo formato. Saben que adelantarse a la competencia es fundamental.

En esta línea es importante resaltar las posibilidades del teléfono móvil, respecto a otros soportes, como vía para recibir información. Y en este sentido la red de redes cobra un protagonismo capital. En primer lugar los productores de material periodístico pueden transmitir audio, vídeo y animaciones, y llegar con este contenido al instante y en tiempo real. El desafío es contar tales noticias lo más sintéticamente posible. También hay que tener en cuenta que todo individuo puede llevar consigo el teléfono a todas partes, con lo cual, la principal herramienta que se puede aprovechar es el sistema de “alertas”, que permite avisar al usuario de que tiene una noticia. El sistema de alertas es el principal valor agregado que tiene el móvil como medio periodístico con respecto al resto de los soportes. Lo importante para el productor del material periodístico es saber usar esta herramienta en su justa medida, con el fin de no cansar al receptor. Además se pueden hacer estas “alertas” a la medida de los intereses del usuario.
Pero además de vía de recepción de noticias, el móvil también se convierte en una herramienta fundamental para la difusión de información. Realizar fotos y enviar textos con un teléfono multimedia es tan sencillo para un periodista como para cualquier otro usuario, por lo que los móviles de tercera generación dan alas a la idea del ciudadano como colaborador en el proceso informativo. Por tanto, todo individuo es un periodista potencial. El móvil se convierte en una nueva tecnología en la que todo ciudadano puede realizar sus propias informaciones que luego serán difundidas en un medio determinado. Forma parte, por tanto, del llamado periodismo participativo.

Cambian las tecnologías y, con ellas, la forma de hacer y recibir la información. Es el nacimiento de un nuevo lenguaje periodístico, diferente con respecto a lo que muchos consideran el "auténtico" periodismo. Se difuminan las formas y nace otro modo de difundir información, una nueva forma de fabricar la realidad.

Thursday, March 10, 2005

"Enchufados" a Internet: la llegada del PLC

Hace tiempo que se oye hablar del impulso que la llegada del cable de fibra óptica iba a generar a la hora de utilizar Internet. Se han invertido grandes cantidades en infraestructuras y sobre todo, se han amasado fortunas especulando en bolsa con meras expectativas de negocio, creando y cerrado empresas en tiempo récord, y lanzado campañas de publicidad que promocionaban servicios que no se ofrecían. Frente a esto, se encuentra el ilusionado usuario, harto de esperar para poder disfrutar de acceso a Internet y servicios on-line de alta velocidad, desengañado por la burla -otra más- de Telefónica y su ADSL. Sin embargo, parece que el horizonte se despeja, aunque nadie podía sospechar que la solución ya la teníamos en casa: el cable... pero del tendido eléctrico.

Cuando Thomas A. Edison inauguró a finales del S. XIX el primer suministro de luz eléctrica de la historia en Nueva York –que inicialmente contaba con 85 abonados–, no imaginaba las posibilidades que dos siglos después podría tener la corriente eléctrica: Internet, telefonía, seguridad, teleasistencia y videoconferencia, entre otros. Se trata del PLC, que se corresponde con las siglas de Power Line Communication. Esta nueva tecnología posibilita la transmisión de voz y datos a través de la red eléctrica existente, convirtiendo cualquier enchufe de la casa en conexión potencial a todos los servicios de telecomunicación. En otras palabras, permite acceder a Internet a través de la corriente eléctrica sin necesidad de usar las líneas telefónicas, teniendo un punto de acceso a Internet en cada enchufe. Se integra, de este modo, en una sola red cuatro señales: Internet, telefonía, televisión y energía eléctrica.
Ha sido una tecnología usada desde hace tiempo para comunicaciones que utilizaban pequeños ancho de banda. Después de años de investigación, esta tecnología salta ahora al mercado de las telecomunicaciones.

La idea de utilizar el cable eléctrico para la transmisión de información no es nueva. Al principio, el PLC se limitaba al control de las líneas eléctricas y a la transmisión a baja velocidad de las lecturas de los contadores. Posteriormente serán las propias empresas eléctricas las que empiecen a usar sus propias redes de electricidad para la transmisión de datos de forma interna. Serán los avances tecnológicos los que vayan permitiendo alcanzar una mayor velocidad en la transmisión de datos PLC -de hasta 135 Mbps–, lo que posibilita la transformación de la red eléctrica en una auténtica red de banda ancha. Surge así la alternativa al cable, a la fibra óptica y al ADSL.

Las ventajas no son pocas: no sólo el acceso a Internet desde cualquier enchufe de la casa, sino la simetría del torrente de bits en la subida y bajada de información –para los que acostumbran a compartir archivos–, con una cobertura que alcanza prácticamente todo el territorio nacional, sino también uso de la infraestructura existente -sólo se requiere el módem-, facilidad en la instalación, etc.
En el origen de esta nueva forma de comunicar está la compañía eléctrica israelí Nisko, desarrolladora del protocolo NISCOM de PLC. Otras empresas también se han puesto a la cabeza de la lucha por el mercado, como son las alemanas RWE y Polytrax y la japonesa Hitachi.
En España, en octubre de 2003, la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) concedió a las tres grandes eléctricas -Endesa, Iberdrola y Unión Fenosa- la licencia C1 para explotar sus redes, a partir de la cual realizaron diversas pruebas. De estas tres empresas que lograron tal licencia, sólo dos, Endesa e Iberdrola, han iniciado una tímida explotación comercial.
La situación en el mercado de la explotación de este sistema se encuentra en un periodo de calma, que precede a más calma. Endesa llevó a cabo un prelanzamiento comercial en Barcelona y Zaragoza de la mano de Auna, en el que se trataba, sobre todo, de evaluar los posibles problemas técnicos y medir el nivel de satisfacción entre los clientes. Unión Fenosa las llevó a cabo en Alcalá de Henares, Madrid y Guadalajara. Pero será Iberdrola la que apueste más por esta nueva tecnología.
Tras las pruebas, las eléctricas están en la fase de definición de sus respectivas estrategias. Todas comparten un punto muy claro: quieren una progresión lenta y controlada en el número de líneas. Endesa, por su parte, estudia varias opciones, entre las que destaca un posible lanzamiento comercial a clientes domésticos, pero también la posibilidad de delegar la explotación en terceros como ha hecho hasta ahora a través de Auna. Finalmente, cabe la posibilidad de que el despliegue se realice sólo bajo demanda, es decir, a expensas de peticiones de terceros. A la espera de la toma de una decisión no se están comercializando nuevas altas. También Unión Fenosa está en plena pausa técnica: tras las pruebas realizadas, la empresa se encuentra en pleno proceso de elaboración del plan de negocio y está en conversaciones con Auna de cara a un posible lanzamiento comercial que todavía no está decidido. La tercera en discordia, Iberdrola, es quizá la que más apuesta por la tecnología PLC: aunque el proceso de implantación está siendo muy progresivo, ya se puede contratar en varias zonas de las comunidades de Madrid y Valencia, y el área de cobertura se va ampliando casi cada mes.
La nueva tecnología ha despertado sobre todo expectación entre los internautas. Los factores que determinan esta curiosidad son el lento avance de la cobertura y la escasa implantación hasta el momento. Pero no todo son alabanzas al PLC. También hay quejas, aunque escasas y en relación con la resolución de problemas técnicos por parte de las distribuidoras en la fase de pruebas. También hay que reseñar los problemas de parpadeo de la señal, interferencia de otros aparatos como las bombillas de bajo consumo o el mal funcionamiento de algunos módem. Las quejas más serias vienen del colectivo de radioaficionados, que temen que la generalización del PLC conlleve interferencias en el espectro radioeléctrico que impidan sus actividades. Aunque la red eléctrica es simétrica y cerrada, con un nivel de radiación particularmente reducido, las redes domésticas presentan grandes bucles y ramas abiertas que actúan como una enorme antena extendida por toda la ciudad. A pesar de todo esto, no se puede negar la evidencia: el PLC supone una alternativa a las tecnologías ya implantadas y, en cierta manera, rompe el monopolio de Telefónica en relación al ADSL. Pequeños pasos. Lo importante es no parar de caminar... hacia el futuro.